Cuando dejamos de funcionar en piloto automático y prestamos atención a lo que ocurre a nuestro alrededor, podemos reducir el estrés y potenciar nuestra creatividad y rendimiento.
Por definición, el mindfulness es el proceso de observar de forma activa los cambios. Cuando haces esto, te situas en el presente. Se trata de un proceso que ahorra energía al mismo tiempo que la genera.
El mindfulness ofrece múltiples ventajas: prestar atención te resulta más fácil; recuerdas un mayor número de las cosas que has hecho; te vuelves más creativo; puedes aprovechar las oportunidades cuando se presentan; eres capaz de anticipar el peligro; te gusta más la gente, y tú le gustas más a los demás.
Desaparecen la procrastinación y el arrepentimiento porque, cuando eres consciente de por qué estás haciendo algo, no te pones a hacer una cosa para posponer la otra. Si estás plenamente presente cuando decides dar prioridad a una tarea, ¿por qué vas a arrepentirte?
En los niveles superiores de cualquier disciplina, solo encontrarás a personas que son conscientes de lo que hacen, porque es la única forma de llegar a éste punto.
Nos preguntamos, a nivel empresa, ¿Qué pueden hacer los managers para actuar con más conciencia plena?
Una estrategia es imaginar que tus pensamientos son completamente transparentes. Cuando algo te molesta, pregúntate: ¿Es una tragedia o un inconveniente? Seguramente se trata de lo segundo. Así sucede con la mayoría de las cosas que nos molestan.
También es importante COMBINAR la vida y el trabajo, no equilibrarlos. El equilibrio supone que son dos cosas opuestas, que no tienen nada en común. Pero las dos cosas giran en torno a la gente. Hay estrés en las dos y plazos que cumplir. Si las llevas por separado, nunca aplicarás en un sitio lo que aprendas en el otro. Cuando practicamos minfulness, nos damos cuenta que las categorias las inventamos las personas, y entonces dejan de limitarnos.
Hay que recordar también que el estrés no depende de los acontecimientos, sino de cómo tu te los tomes. Piensas que va a suceder algo que, cuando pase, será horrible. Pero la predicción es una ilusión: no sabemos qué va a pasar.

Por ejemplo, date cinco razones por las que creas que no vas a perder el trabajo. Luego, piensa en cinco beneficios que obtendrías si lo perdieras (nuevas oportunidades, más tiempo con tu familia, etc) Ahora has conseguido cambiar tu forma de pensar en negativo a pensar en positivo: pase lo que pase, estarás bien.
El mindfulness te ayuda a darte cuenta de que no hay resultados positivos o negativos. Están las opciones A, B, C, D y muchas más, cada una con sus retos y oportunidades.

¿Qué debemos hacer para que una organización sea consciente?
Al momento de realizar las actividades en una empresa, sólo podemos permitirnos actuar sin prestar atención al 100% si se cumplen dos condiciones: has encontrado la mejor manera de hacer las cosas, y no hay cambios. Dos condiciones que nunca se cumplen.
Debemos eliminar la filosofía de “cero errores”, porque lo que consigues con ello es una filosofía de “mentir siempre”. Has que la gente se pregunte: ¿por qué? ¿Cuáles son los beneficios de hacerlo de esta forma en lugar de la otra?
Al momento de felicitar o halagar, los comentarios atentos y concretos también sirven de ayuda en las relaciones interpersonales. Por ejemplo, si quieres hacerle un cumplido a alguien, decirle “se te ve bien”, no será tan eficaz como si le dices “hoy te brillan los ojos”. Para hablar de ese modo, has de estar presente, y la gente se dará cuenta y te lo agradecerá.
La vida son solo momentos, nada más. Si haces que el momento sea importante, todo importará. Cuando hagas algo, presta atención, percátate de qué novedades hay, haz que para ti sean significativas y prosperarás.

El mindfulness puede cambiar tu cerebro.
La meditación y el mindfulness están muy entrelazados, puesto que meditar permite tener la atención plena en nuestra respiración. Las personas que meditan muestran mejor rendimiento en las pruebas de autorregulación y en la resistencia a las distracciones, y suelen ofrecer más respuestas correctas que quienes no meditan.
El mindfulness ya no se debe considerar como algo que está bien que los ejecutivos practiquen, sino como una aptitud obligatoria: una forma de mantener sanos a nuestros cerebros, de ayudar a autorregularnos y de potenciar nuestras habilidades para tomar decisiones eficaces, así como para protegernos del estrés tóxico.
Cuando nos sentamos, respiramos profundamente y nos comprometemos a mantenernos en estado de plena conciencia tenemos la posibilidad de abrirnos al cambio.
¿Cómo practicar el mindfulness durante la jornada laboral?
Seguro alguna vez has experimentado esta situación: llegas al trabajo con unos planes claros para el día y, luego, en cuestión de un instante, te das cuenta de que vas de regreso a casa. Has trabajado durante unas nueve o diez horas, pero solo has logrado completar algunas de tus tareas prioritarias. Y lo más probable es que ni siquiera recuerdes con exactitud qué has hecho durante el día.
Las personas pasamos el 47% de nuestras horas en vigilia pensando en algo distinto a lo que estamos haciendo.
Los investigadoras han descubierto que durante los primeros minutos de la jornada se liberan la mayoría de hormonas del estrés. ¿Por qué? Porque pensar en el día que tenemos por delante estimula nuestro instinto de lucha o huida, y en consecuencia, se libera cortisol a la sangre. Para evitarlo, prueba esto: cuando te despiertes, pasa dos minutos en la cama prestando atención solo a tu respiración. A medida que los pensamientos sobre el día vayan apareciendo en tu mente, deja que se desvanezcan y regresa a tu respiración.
Luego, cuando llegues a tu oficina, tómate diez minutos en tu despacho o en tu coche para practicar el siguiente ejercicio: Cierra los ojos, relájate y siéntate con la espalda recta. Céntrate en tu respiración. Mantén tu atención sobre la experiencia de respirar: inhala, exhala, inhala, exhala.

Para mantener la atención en la respiración, cuenta en silencio cada exhalación. Cada vez que descubras que te has distraído, solo tienes que alejar el pensamiento que te distrae y volver a concentrarte en tu respiración.
La mente de quienes practican el mindfulness presenta dos habilidades características: la concentración y la conciencia. La concentración es la capacidad de vocalizar la atención en lo que estás haciendo en cada momento. La conciencia es la capacidad de reconocer y dejar ir las distracciones innecesarias cuando aparecen.

Céntrate en la tarea que debes emprender y reconoce y libérate de las distracciones internas y externas a medida que vayan surgiendo.
Elimina la distracciones, como la adicción al correo electrónico. Estos mensajes tienen la capacidad de atraer nuestra atención y redirigirla a tareas de prioridad inferior, ya que al completar tareas sencillas y breves nuestro cerebro libera dopamina, una hormona del placer.
Para empezar mejor el día, evita que leer el correo electrónico sea lo primero que hagas por la mañana. De este modo conseguirás esquivar el bombardeo de distracciones y problemas a corto plazo durante una parte del día que tiene un tremendo potencial de concentración y creatividad.
A medida que avanzan las horas y empieza la inevitable concatenación de reuniones, el mindfulness puede ayudarte a liderar sesiones de trabajo más cortas y eficaces. Para no llegar a una reunión con la mente en estado errante, tómate dos minutos para practicar algún ejercicio de mindfulness mientras te diriges a la cita. O, mejor aún, deja que los dos primeros minutos de la reunión se desarrollen en silencio, permitiendo que todos lleguen mental y físicamente al lugar.
A medida que transcurre el día y tu mente comience a cansarse, el mindfulness puede ser útil para mantener una mente lúcida y no tomar malas decisiones. Activa una alarma en el móvil para que suene cada hora. Cuando la oigas, detén la actividad que estés realizando y practica uno o dos minutos de mindfulness. Estas pausas te ayudarán a evitar pasar al modo automático y a caer en la adicción a la acción.
A medida que la jornada laboral se acerque a su fin y te prepares para regresar a casa, practica mindfulness. Como mínimo durante diez minutos del camino de vuelta, desconecta el teléfono y la radio y simplemente déjate llevar. Permite que se desvanezca cualquier pensamiento que surja. Presta atención a tu respiración. Así, irás liberando el estrés del día y podrás regresar a casa con una actitud de presencia completa para estar con tu familia.
Ésta es la primer parte de un compendio de artículos sobre Mindfulness cuya fuente es la universidad de Harvard, espero saber si les gustó en los comentarios y sobre qué les gustaría escuchar en la segunda parte.
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